20031104

7:30 pm


Las ganas de caminar llegaron como llegan todas las ganas, violentas, sin aviso: bélicas. Hice caso a mi instinto a pesar de que ya hacía frío y una tenue llovizna se dejaba caer. Al principio dudé de mis fuerzas, de mis piernas. En 15 minutos recorrí la distancia del CECUT al boulevard rojo, me disponía a llegar hasta el toreo. Llegué sintiéndome perfectamente bien, no sentía frío ni calor, decidí continuar hasta el hipódromo. Es difícil caminar en esta ciudad de vehículos; conforme las vialidades se alejan del centro las banquetas se van haciendo más y más pequeñas; el alumbrado público está hecho para los vehículos no para los peatones, por ello se tiene que caminar con todos los sentidos. Sentir la ciudad.

Desde hace varios meses me duelen mucho los pies cuando camino aún cuando ande en zapato bajo, así que realizar esta caminata llevaba su precio escrito desde el principio. No entiendo qué le pasa a mis pies ¿será la edad?. Hace unos meses unas amigas me dijeron que no era posible que, con mi estatura, usara talla 7 de zapato desde entonces empecé a padecer. El último par de tenis que compré fueron 8 1/2 y me lastiman. ¿Estarán creciendo mis pies? ¿Siempre han estado así y no lo he notado? ¿El poder de la sugestión es tal? No lo sé.

Una vez en los arcos del hipódromo estuve a punto de tomar un taxi hacia mi casa, el hecho es que después de 15 minutos de espera, bajo la brisa y el frío, decidí seguir caminando. Me encontré un puesto de flores y me llevé un ramo de margaras violetísimas y tres nardos. Seguí caminando, calles que nunca había caminado, que mi mente de peatona no había vivido. Una vez que dejé atrás Las Lomas la gente desapareció, únicamente los carros compartían mi camino SUV´S en su mayoría. En este punto ya me dolía el dedo chiquito del pie derecho.
A la altura del britania supe que no había vuelta atrás, debía llegar a casa caminando por el camino largo y aquí no hay taxis, ni por error, lo tienen prohibido. Estas son calles "bien".

Seguí; de pronto empezaron a parecer caracoles en las banquetas, conté 118 al terminar el parque. Pensé en venir aquí a recolectar caracoles para hacer una cena, sé que estas criaturas de jardín saben mucho mejor que las de granja. Tomé nota mental.

Continúe con mi camino orgullosa de mi condición física. Llegué bastante bien a casa, por el camino largo. Terminé con una flamante ampolla en cada uno de los pies.

Después de un vaso de agua, una vez descalza; llegaron las ganas. Las otras ganas.

(violentas, sin aviso: bélicas)


09:45 pm