Jenny y Pepé. Foto de Loui Navarro.
Texto leído ayer durante la petición...
Todas las cartas de amor son ridículas, bien lo dijo Pessoa, así que intentaré que este mail no lo sea. Para empezar te digo, mi rey, que tu propuesta me agarra desprevenida, sé que desde aquel martes que llegaste devastado (y un poco crudo) a tu primer junta de alcohólicos anónimos algo nos unió ¿Recuerdas que hablamos por horas después de la sesión? No voy a pelear contra eso, no voy a decirte que estás confundido o que estas viendo moros con tranchete. Tienes razón, desde ese día me sentí atraída por ti. A lo mejor por esa cara de niño bien, venido a menos, un principito sin volcanes. Pero de eso a esto que me pides ahora hay mucha distancia (como entre tu y yo). A ver por ejemplo, explícame cómo piensas decirle a tu madre, ferviente seguidora del opus dei, que te quieres casar con una Tijuana atea clasemediera y que es probable que termines viviendo en la Liber o la Independencia en lugar de su casa en la Del Valle. ¿Cómo piensas decirle a tu familia que no te gustan las mujeres con rayitos, colágeno y uñas acrílicas, y que prefieres a esta morra que no usa maquillaje? ¿Le vas a contar a tu padre, acaso que desde morrito te fugabas a La Independencia y rolabas con los colombianos? ¿Que desde entonces te gusta el ballenato y que ahora adoras bailarlo conmigo en la estrella? Ten cuidado, te pueden desheredar, te vas a quedar sin nada mi rey, sin volcanes, ni planeta ni nada de nada. Piénsala.
Yo estoy más que puesta, la diferencia de edades entre nosotros es cosa de nada, aunque a ti te hayan criado en la mejor cuna, y yo ni a cuna llegué, sé que somos muy parecidos. Sé de tus muertos, sabes de los míos.
No te me asustes ni te me enojes, este mail no es para decirte que no y mandarte por un tubo, es nada más para decirte que la pienses. Que no te precipites, ya sabes cómo nos va ¿Qué te puedo decir yo de matrimonio?, me quisieron emparejar con el tal Diego y ya viste como le fue al pobre gringo. Ni su casa en la joya ni su sol californiano me movieron el tapete. Nomás le hablé de pollos y coyotes, de coca y mariguana. Se espantó el mustio, pero bien que lo caché echándose sus joints en el patio, cuando pensaba que no lo veía. En eso me recuerda a ti Principito, que no te fumas ni un marlboro enfrente de tu jefa, pero cuando te sueltas el pelo acabas con lo que te pongan enfrente.
Pero volviendo a tu propuesta, antes de que me cierren el café internet, la verdad yo nunca me he imaginado de esposa de nadie, pero si es lo que quieres podemos intentarlo. Te conviene más casarte con Sonora, yo sería mejor amante que esposa...esa, mi rey, es mi propuesta...
Piénsale