20071121

Viernes 23 de noviembre
7:00 pm
CECUT

(Habrá cerveza Tijuana)






El límite de la memoria




El paisajismo occidental nace a principios del siglo XVI como una alegoría de la propia naturaleza, de la admiración del ser humano hacia su grandiosidad. A partir de este momento la pintura de paisaje goza de un auge, debilitado hasta finales del siglo XX. No es casual que Hugo Lugo elija intervenir el espacio principalmente con pintura, que es a fin de cuentas, la madre del paisaje como género artístico. Pareciera con esto enunciar una especie de nostalgia, de saudade, tanto por el género como por la naturaleza.

Con este trabajo Hugo Lugo nos sitúa dentro de una narración donde los elementos parecen, a primera vista, estar dislocados unos de otros. Sin embargo en el ojo de una mirada más cuidadosa se elaboran relaciones más profundas que nos llevan a develar la incertidumbre patente en esta intervención, donde nada es en verdad lo que parece.

El artista utiliza las propiedades connotativas del lenguaje pictórico, escultórico y sonoro para centrarnos en el eje de la metáfora misma, donde se abren varias preguntas: ¿Es el artista el que interviene el espacio? ¿Es el proyecto el que interviene al espectador al hacerlo parte del paisaje? ¿Es el espectador el que interviene la pieza?

Hugo trabaja actualmente con dos constantes: el hombre y el concepto de naturaleza, entendido este último como la realidad inmediata, las características que definen a la humanidad y como el conjunto de elementos convencionalmente asociados al paisaje. Así, en El límite de la memoria podemos vislumbrar un conflicto intrínseco entre las unidades, una contradicción constante en vínculos que, complejos, se elaboran entre los distintos elementos pictóricos, escultóricos y sonoros; una confrontación entre naturaleza y artificio, una batalla en la que el hombre es autor y víctima principal. Dueño de su propio desconocimiento.
Detrás de la aparente quietud de este paisaje persiste el desconcierto, un martilleo que sutil e impasible nos recuerda que aquí todos somos Alicia.