20111213
20111206
20110823
20110121
20100716
20100619
Calor Regio
1. El primer viaje a esta ciudad para montar la exposición LARVA. Recuerdo una imagen saliendo de parque fundidora, no logro recordar a todo el grupo pero distingo a Claudia Algara.
2. La noche de esa inauguración, las luces en el piso, las risas, la juventud.
3. La primavera de los poetas… slam poetry en la casa de la cultura… La boda Tijuana Monterrey, qué matrimonio tan bien avenido.
4. Una fiesta en casa del Chuy, baile…comida casera.
5. Una imagen que nunca vi pero que he imaginado cientos de veces… una fila de botellones rosas bonafont atravesados por la luz de la tarde y JD y GT empiezan su enamoramiento.
6. Salidas maratónicas, el Jardín…
7. Llegar justo al buffet del desayuno en el Howard Johnson
8. Llegar esta ciudad después de un viaje turbulento, temporadas de lluvias, agujas verdes en el cielo.
9. Mandar postales que nunca supe si llegaron.
10. La exposición de Gabriel Figueroa, visita con JRL y FZ, horas y horas de trabajo.
11. Cabrito con JRL y FZ, cuando descubrimos que el cabrito no es como lo pintan.
12. Salida al Reforma con JRL, FZ, JO, OD… la novia enfadosa del buen chico que nos invitó a salir. La crónica de los eventos.
13. Visita al MARCO. Comprar un libro para Omar, otro cumpleaños atrasado.
14. Llegar después de un viaje en carretera, con la algarabía de toda una semana…
15. Visitas maratónicas al MARCO, parque fundidora. Aquella foto imperdible del paseo Santa Lucía.
16. La exposición de Julio Galán.
17. Cena en el Neuquen para consentir a nuestra argentina.
18. Salida al Iguanas, luces, electrónica, La Conversación. Una única foto que sólo luces.
19. Aquel abrazo en la cima del horno 3.
20. El desayuno continental raquítico y nuestra sorpresa.
21. La prolongación de la despedida. El paseo de aeropuerto en aeropuerto.
22. Llegar y recordar todo Esto, de golpe, con el calor regio.
1. El primer viaje a esta ciudad para montar la exposición LARVA. Recuerdo una imagen saliendo de parque fundidora, no logro recordar a todo el grupo pero distingo a Claudia Algara.
2. La noche de esa inauguración, las luces en el piso, las risas, la juventud.
3. La primavera de los poetas… slam poetry en la casa de la cultura… La boda Tijuana Monterrey, qué matrimonio tan bien avenido.
4. Una fiesta en casa del Chuy, baile…comida casera.
5. Una imagen que nunca vi pero que he imaginado cientos de veces… una fila de botellones rosas bonafont atravesados por la luz de la tarde y JD y GT empiezan su enamoramiento.
6. Salidas maratónicas, el Jardín…
7. Llegar justo al buffet del desayuno en el Howard Johnson
8. Llegar esta ciudad después de un viaje turbulento, temporadas de lluvias, agujas verdes en el cielo.
9. Mandar postales que nunca supe si llegaron.
10. La exposición de Gabriel Figueroa, visita con JRL y FZ, horas y horas de trabajo.
11. Cabrito con JRL y FZ, cuando descubrimos que el cabrito no es como lo pintan.
12. Salida al Reforma con JRL, FZ, JO, OD… la novia enfadosa del buen chico que nos invitó a salir. La crónica de los eventos.
13. Visita al MARCO. Comprar un libro para Omar, otro cumpleaños atrasado.
14. Llegar después de un viaje en carretera, con la algarabía de toda una semana…
15. Visitas maratónicas al MARCO, parque fundidora. Aquella foto imperdible del paseo Santa Lucía.
16. La exposición de Julio Galán.
17. Cena en el Neuquen para consentir a nuestra argentina.
18. Salida al Iguanas, luces, electrónica, La Conversación. Una única foto que sólo luces.
19. Aquel abrazo en la cima del horno 3.
20. El desayuno continental raquítico y nuestra sorpresa.
21. La prolongación de la despedida. El paseo de aeropuerto en aeropuerto.
22. Llegar y recordar todo Esto, de golpe, con el calor regio.
925 kms.
Vuelo sobre la ciudad, a esta altura sólo retículas de luz. Manchas asimétricas, libélulas. El tiempo se deforma aquí arriba. De pronto el avión es una cápsula donde un extraño duerme a menos de 5 centímetros de mi hombro. Acá arriba el intersticio, el intervalo.
A 15 minutos de vuelo la retícula se ha transformado en dispersiones de luz enfermiza. La gente empieza a dormir. Los puntos han desaparecido, ya no hay ninguna referencia del "allá afuera". La cápsula ahora está suspendida en la oscuridad. Apenas el sonido de las turbinas funciona como idea de velocidad o movimiento.
Suspendidos en el anonimato, los cuerpos se esfuerzan por extenderse en diminutos asientos de vinipiel. El chico a mi lado es casi un efebo, aún guarda en su rostro detalles de la infancia; intenta dormir, pero su cuello opone resistencia. El hombre del asiento de enfrente recarga su cabeza en la ventanilla, parece que atento intenta escuchar. Los insomnes prefieren leer o tomar café, como sí la vigilia acelerara el vuelo.
Recuerdo el proyecto de Sophie Calle, sleepers (Les Dormeurs), en el cual la fotógrafa invitaba a amigos, vecinos, extraños a dormir a su cama durante una semana, bajo la única condición de que le permitieran fotografiar sus horas de sueño.
Todo el mundo aquí duerme y de pronto recuerdo ese lente que registra, profana y embellece.
Vuelo sobre la ciudad, a esta altura sólo retículas de luz. Manchas asimétricas, libélulas. El tiempo se deforma aquí arriba. De pronto el avión es una cápsula donde un extraño duerme a menos de 5 centímetros de mi hombro. Acá arriba el intersticio, el intervalo.
A 15 minutos de vuelo la retícula se ha transformado en dispersiones de luz enfermiza. La gente empieza a dormir. Los puntos han desaparecido, ya no hay ninguna referencia del "allá afuera". La cápsula ahora está suspendida en la oscuridad. Apenas el sonido de las turbinas funciona como idea de velocidad o movimiento.
Suspendidos en el anonimato, los cuerpos se esfuerzan por extenderse en diminutos asientos de vinipiel. El chico a mi lado es casi un efebo, aún guarda en su rostro detalles de la infancia; intenta dormir, pero su cuello opone resistencia. El hombre del asiento de enfrente recarga su cabeza en la ventanilla, parece que atento intenta escuchar. Los insomnes prefieren leer o tomar café, como sí la vigilia acelerara el vuelo.
Recuerdo el proyecto de Sophie Calle, sleepers (Les Dormeurs), en el cual la fotógrafa invitaba a amigos, vecinos, extraños a dormir a su cama durante una semana, bajo la única condición de que le permitieran fotografiar sus horas de sueño.
Todo el mundo aquí duerme y de pronto recuerdo ese lente que registra, profana y embellece.
20100614
sempervivum
Hace unas semanas fui al bosque, caminé; subí colinas, encontré un claro, seguí caminando, volví a subir colinas. Estaba sorprendida, como toda niña de asfalto, de la variedad de especies que pueden existir en un metro cuadrado de ese bosque. Puse más a tención a lo que me rodeaba y de pronto, Algo llamó mi atención; era una especie de arbusto en miniatura, circular, su cuerpo consistía en una suerte de espigas muy parecidas a las hojas de las coníferas. Estaba completamente seco y a pesar de ello, hermoso. Lo llevé conmigo.
Supe después que ese Algo, era una especie de siempreviva boscosa y que durante los meses de más calor se seca completamente para sobrevivir las altas temperaturas y que una vez que su cuerpo vuelve a recibir agua, se abre por completo; vuelve a crecer raíces y de su centro nace un delgado tallo que da una flor roja (o violeta) hermosa e increíble para ese bosque (que generalmente sólo se viste en verdes y marrones)
La propiedad que le permite semejante aventura se llama “resiliencia o resilencia”, término que refiere a la capacidad (de los seres vivos) de sobrellevar las dificultades y no sólo sobreponerse a, sino verse fortalecidos por ellas.
Hace unos días recordé el término y pensé que además de seres vivos, hay también sentimientos resilientes…obstinados…siemprevivos.
Hace unas semanas fui al bosque, caminé; subí colinas, encontré un claro, seguí caminando, volví a subir colinas. Estaba sorprendida, como toda niña de asfalto, de la variedad de especies que pueden existir en un metro cuadrado de ese bosque. Puse más a tención a lo que me rodeaba y de pronto, Algo llamó mi atención; era una especie de arbusto en miniatura, circular, su cuerpo consistía en una suerte de espigas muy parecidas a las hojas de las coníferas. Estaba completamente seco y a pesar de ello, hermoso. Lo llevé conmigo.
Supe después que ese Algo, era una especie de siempreviva boscosa y que durante los meses de más calor se seca completamente para sobrevivir las altas temperaturas y que una vez que su cuerpo vuelve a recibir agua, se abre por completo; vuelve a crecer raíces y de su centro nace un delgado tallo que da una flor roja (o violeta) hermosa e increíble para ese bosque (que generalmente sólo se viste en verdes y marrones)
La propiedad que le permite semejante aventura se llama “resiliencia o resilencia”, término que refiere a la capacidad (de los seres vivos) de sobrellevar las dificultades y no sólo sobreponerse a, sino verse fortalecidos por ellas.
Hace unos días recordé el término y pensé que además de seres vivos, hay también sentimientos resilientes…obstinados…siemprevivos.
A 24 horas de agua
20100613
20100610
Alguien me dijo: "tienes que enamorarte de la ciudad", me dije que sí, que en efecto eso ayudaría, pero hasta esta semana lo entendí perfectamente. Sí, esta semana en la que visité lugares que puedo adoptar, lugares que pronto llamaré mi lugar favorito, mi mesa de siempre, El Restaurant,El Parque... lugares en los que encontré y reencontré gente que me confirma que esta puede ser mi casa. Mi nueva casa.
Era sólo cuestión de esperar...un poco más.
Era sólo cuestión de esperar...un poco más.
20100418
20100121
Rayuela (fragmento)
Capítulo 7
Julio Cortázar
" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar a contra mí como una luna en el agua. "
Capítulo 7
Julio Cortázar
" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar a contra mí como una luna en el agua. "
20091013
20090918
Itaca
Konstantínos Kaváfis
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
Konstantínos Kaváfis
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
20090917
20090916
Siempre que hay días feriados me desubico un poco, pienso insistentemente que es un domingo en lugar de miércoles, por ejemplo. La misma sensación de destiempo, de desubicación me provocaban las siestas en la infancia: recuerdo las tibias siestas de verano en el viejo sofá, la ropa pegada al cuerpo húmedo, el sudor en la frente. Aquellas tardes dormía plácida durante un par de horas y al despertar siempre tenía la misma sensación: el tiempo dislocado; recuerdo despertar en aquella sala, ver el cambio en el tono de luz dentro de la habitación, sentir la tarde un poco más fresca. Me veo abriendo la puerta - confundida - salir a la calle, levantar la cabeza al cielo para tratar de adivinar la hora. Recuerdo aquel cielo encendido como mi confusión: apocalíptico. Siempre tardaba minutos para dilucidar qué día y qué hora eran, para entender que aquello no era el amanecer si no el atardecer, para que me quedara claro que no había transcurrido una noche sino tan sólo dos horas. Eso me pasa aún con los días feriados y con el amor: el tiempo se disloca y yo me siento aturdida, extraviada y torpe.
20090830
20090825
20090818
Espejo de tres cuerpos
Odette Alonso.
Editorial Quimera.
Texto leído durante la presentación del libro en Tijuana el 24 de mayo.
Como ya sabemos, la imagen del espejo ha tenido muchos significados a lo largo de la historia y en distintas culturas. No es raro que se le vea asociado a cuestiones mágicas o esotéricas. Presente ya en las culturas mesoamericanas, el espejo primitivo, elaborado de piedra pirita, era visto como una ventana a otro mundo, donde se decía que se podían ver incluso a los ancestros o adivinar el porvenir; creencia que ha sobrevivido en distintas culturas hasta la actualidad.
Imponente en su silencio, el espejo es quizá el objeto que más cautiva la imaginación humana, desde la primera vez que sonreímos ante su reflejo hasta el momento en que, cansados, nos esforzamos por reconocer nuestra mirada tras las capas de surcos, mentiras y de años. No es de sorprender que ese trozo de vidrio cruel y fascinante sea el que de nombre a ésta, la primer novela de Odette Alonso.
En este libro, el lector encontrará una historia de amores complicados. Sí, por más redundante que esta frase pueda sonar. Hay en este libro una historia de amor, varias historias de amor laberíntico en dónde encontramos mujeres frágiles y vulnerables, fuertes e intimidantes.
Un espejo de tres cuerpos es aquel compuesto por tres paneles que permiten tener una imagen de frente y de ambos lados al mismo tiempo. Una imagen que de pronto parece repetirse infinitamente dentro de sí, como aquel dibujo de M. C. Escher donde una mano dibuja a la otra. Esta parece ser la estructura que Odette busca en su novela, llevar la historia dentro de la historia, emulando los círculos concéntricos hasta preguntarnos quién es quien escribe y quién es quién lee.
Decía, que este es un libro que cuenta amores complicados, inmersos en el erotismo y el desasosiego, una novela que se suma a la pequeña lista de novelas latinoamericanas con temas lésbicos. Una historia donde los personajes se van develando ante sí y entre sí. Un texto que confirma que nadie sale del amor ileso.
“De espaldas
el espejo parece una estocada
una noche sin ojos.”
Leo esta frase en un poema de Odette Alonso mientras sustutuyo, en el título de si libro, la palabra por la palabra espejo. Entonces comprendo la metáfora, y pienso que sí, en efecto, es únicamente ante el amor cuando verdaderamente nos develamos, por más aterradora que la imagen pueda resultarnos.
abril castro, mayo 2009
20090817
agosto 16, 2009
Estoy en un hotel en las afueras de monterrey, lejos de la ciudad, dentro de la nada: desfasada, fuera de centro. De pronto comprendo todo, no es posible asumir tantos cambios con tanta serenidad. Extraño mi ciudad y mi gente, extraño esa que yo soy allá. Extraño no tener que explicarme ante nadie.
Los últimos meses han sido un vuelco: moverme de ciudad, de trabajo, encontrar amigos nuevos, nuevas sensaciones y sabores, nuevas texturas. Como si, de pronto, al despertar abriera los ojos y todo el mundo fuera distinto y la gente me hablara en otras lenguas. Abrir los ojos ante un paisaje desconicido.
Creo que no tuve el suficiente tiempo de despedirme de Tijuana, de sus lugares, de sus baches y más que nada de mi gente. Me faltaron horas, días con cada uno de ustedes y hoy acá en medio de la nada me cae de golpe esa sensación: desear más tiempo, alargar la despedida. Parecido al sentimiento que llega cuando nos acercamos al final de un muy buen libro y entonces preferimos postergarlo, dejar de leerlo indefinidamente porque duele que algo algo de tanta belleza tenga final o porque la dulzura del fin es tan dolorosa como el placer de su lectura.
Debo reconciliarme con el cambio, con la propia ciudad, empezar a caminar sus calles con más gusto y menos desconfianza; abrazar a mis amigos de acá, a los de antes y a los nuevos. Animarme a comprar libros aquí y empezar a hacer mi espacio, the room of our own.
Ya es tiempo.
Gracias Monterrey, gracias Saltillo.
Estoy en un hotel en las afueras de monterrey, lejos de la ciudad, dentro de la nada: desfasada, fuera de centro. De pronto comprendo todo, no es posible asumir tantos cambios con tanta serenidad. Extraño mi ciudad y mi gente, extraño esa que yo soy allá. Extraño no tener que explicarme ante nadie.
Los últimos meses han sido un vuelco: moverme de ciudad, de trabajo, encontrar amigos nuevos, nuevas sensaciones y sabores, nuevas texturas. Como si, de pronto, al despertar abriera los ojos y todo el mundo fuera distinto y la gente me hablara en otras lenguas. Abrir los ojos ante un paisaje desconicido.
Creo que no tuve el suficiente tiempo de despedirme de Tijuana, de sus lugares, de sus baches y más que nada de mi gente. Me faltaron horas, días con cada uno de ustedes y hoy acá en medio de la nada me cae de golpe esa sensación: desear más tiempo, alargar la despedida. Parecido al sentimiento que llega cuando nos acercamos al final de un muy buen libro y entonces preferimos postergarlo, dejar de leerlo indefinidamente porque duele que algo algo de tanta belleza tenga final o porque la dulzura del fin es tan dolorosa como el placer de su lectura.
Debo reconciliarme con el cambio, con la propia ciudad, empezar a caminar sus calles con más gusto y menos desconfianza; abrazar a mis amigos de acá, a los de antes y a los nuevos. Animarme a comprar libros aquí y empezar a hacer mi espacio, the room of our own.
Ya es tiempo.
Gracias Monterrey, gracias Saltillo.
20090723
20090511
20090506
ya sé, ya sé... que hace mucho que no escribo aquí, que cuando lo hago pongo pura publicidad, ya sé pero estos dos eventos sí que no sevlos pueden perder, el de Los Ángeles es uan expo en donde la Línea presenta documentación sobre el proyecto de las morras y el otro, ya saben, el mejor encuentro de escritores de la Baja.
20090317
de como me pierdo
El mes pasado estuve dentro de una burbuja de trabajo. Dormía pensando en él, despertaba igual. Soñaba con él. Las jornadas de trabajo se extendían hasta las 11 o 12 de la noche. Todo por Figueroa. La adrenalina de estas experiencias es adictiva y agotadora. Inauguramos la expo el 7 de marzo, hace 10 días, y no me recupero.
El tiempo sigue huyendo, trato de recuperar mi vida, de lavar la ropa, ir al mercado, contestar correos personales, pagar recibos, detenerme, intento leer. Trato.
Sé que la vida se trata de esto, de robarle tiempo al tiempo, de escribir cuando la semana inglesa y la maestría lo permiten. De alimentar la vida propia a hurtadillas. De aprovechar la noche al máximo y dormir un poco: vampiresca. De notas mentales. De imaginar.
Sé que la vida es esta, que no se trata de "un mientras tanto, un hasta que" es esta.
El mes pasado estuve dentro de una burbuja de trabajo. Dormía pensando en él, despertaba igual. Soñaba con él. Las jornadas de trabajo se extendían hasta las 11 o 12 de la noche. Todo por Figueroa. La adrenalina de estas experiencias es adictiva y agotadora. Inauguramos la expo el 7 de marzo, hace 10 días, y no me recupero.
El tiempo sigue huyendo, trato de recuperar mi vida, de lavar la ropa, ir al mercado, contestar correos personales, pagar recibos, detenerme, intento leer. Trato.
Sé que la vida se trata de esto, de robarle tiempo al tiempo, de escribir cuando la semana inglesa y la maestría lo permiten. De alimentar la vida propia a hurtadillas. De aprovechar la noche al máximo y dormir un poco: vampiresca. De notas mentales. De imaginar.
Sé que la vida es esta, que no se trata de "un mientras tanto, un hasta que" es esta.
20090228
Odio cargar gasolina. No sé bien a qué se debe, no me molesta el olor y generalmente nunca hay espera, pero me pone de malas tener que hacer esa parada imprevista. Saber que si no lo hago será peor y la troka me dejará tirada donde se le dé la gana y tendré que caminar a la estación más cercana y rentar mi recipiente rojo y caminar de regreso y así.
La gente en la gasolinera generalmente es muy amable: que si te checan el aceite que si tarjeta para el celular que si una soda que si el aditivo. Me han contado que de hecho despiden a los despachadores que no venden cierta cantidad de estas cosas al día.
No me molestan las luces blanquísimas, ni las manchas de aceite.
Mi madre trabajó en una gasolinera cuando muy joven, creo que algunos de mis primeros días como embrión los viví en esa gasolinera.
Mi tía tiene más de 20 años trabajando en una. Durante el verano de 1992, a mis 16, pasaba las tardes con ella, ayudando a despachar gas. No me molestaba, disfruté observar a la gente: los hombres dejaban buena propina, algunas mujeres ni las gracias. Me gustaba observar las personalidades, la neurastenia de cada quien. Me gustaba manipular las bombas, revisar el aceite, el aire, ensuciarme las manos, que olieran a las de cajero de banco a pesar de la crema y el jabón.
La cosa es que no sé por qué me pone tan de malas tener que poner gasolina. Tal vez es sólo que no me gusta detenerme o que tengo mal humor.
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